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El poder seductor del chocolate

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El chocolate cuenta con mitos y leyendas sobre sus poderes afrodisíacos y energizantes. (Foto iStock)

Mucho se dijo sobre el efecto que el chocolate tiene en las personas, ha sido considerado adictivo, demoníaco y hasta se ha sugerido que un buen trozo de chocolate genera efectos similares al orgasmo en el cuerpo. 

Alerta de spoiler: esta nota no es para quienes no les gusta el chocolate. Hoy, este texto celebra el Día del Chocolate, indagando sobre los mitos y leyendas que rodean a esta golosina pecaminosa y su vínculo con la sexualidad.

El chocolate es sin dudas un recurso de diversos usos, desde mascarillas y masajes corporales hasta afrodisíaco para noches de pasión. Más allá de las leyendas que lo rodean, el grano del cacao era utilizado en América por los Olmecas, Aztecas y Mayas para proveer de vitalidad física y sexual. 

En sus orígenes, fue considerado como un regalo de los dioses; las culturas precolombinas consumían una infusión de cacao apelando a sus capacidades medicinales y, especialmente su poder energizante y estimulante. Algunos registros de la época aseguran que el emperador Moctezuma recurría a esta bebida para mejorar su desempeño sexual. En un banquete, el emperador la habría compartido con Hernán Cortez, quien vio una gran oportunidad en el brebaje enviando un cargamento de cacao directo a España en 1500.

Una vez instalado en Europa, su fama asociada al erotismo se habría extendido en todo el continente, en especial en la corte francesa. Se cree que el encanto encendido de la amante del rey Luis XV, Madame de Pompadour, incluía al chocolate como alimento de la pasión. Así, su carácter pecaminoso y estimulante, lo llevó a ser cuestionado por gran parte de la Europa cristiana. Sin embargo, la capacidad de reconversión y el encanto natural del chocolate, lo han cooptado como elemento divino consagrado en los famosos huevos de pascua de chocolate. 

El chocolate siempre estuvo asociado al erotismo y a la pasión. (Foto iStock)

Los mitos que rodean al chocolate deben limitarse sólo al chocolate negro (ya que muchos consideran que el chocolate blanco ni siquiera es chocolate). Si bien su capacidad afrodisíaca ha sido largamente estudiada sin resultados determinantes, son las hormonas que producen un consumo mínimo de chocolate las que actúan erotizando la experiencia. Investigaciones han determinado la presencia de sustancias como la feniletilamina en el cacao, que en el organismo proporciona placer y está directamente asociada a emociones como la felicidad y el amor, que el propio cuerpo también produce durante el sexo.

Lo cierto es que el chocolate cuenta con amplias propiedades medicinales que repercuten en la mejora física y emocional, con efecto antiinflamatorio, antioxidante, estimulante, antihipertensivo, también mejora los niveles de azúcar en sangre y el colesterol y es un excelente vasodilatador. Esta capacidad, combinada con otras sustancias del organismo, produciría un efecto sinérgico con acción directa positiva en la salud y la función sexual. 

Sin embargo, la mejor forma de consumir el cacao es en su estado más puro, preferiblemente no industrializado, como infusión, sin leche ni azúcar. Esta idea no está ni cerca de ese dulce que se derrite en la boca regando popularidad por toda Europa.

Por sugestión o ciencia, mito y leyenda, el chocolate es uno de los placeres más convocantes del mundo entero. Su fama de afrodisíaco ha llegado a todos los rincones del mundo, convirtiéndose en uno de los regalos predilectos al que recurren los amantes cada 14 de febrero para celebrar San Valentín.