El fetiche de muchxs, la realidad de pocxs. El sexo anal es una práctica sexual que si bien viene logrando cada vez más adeptxs, entre las mujeres cis es aún considerada marginal. Se trata de una frontera poco explorada dentro del universo de la sexualidad y del placer. Y, como en este laboratorio somos de mente y prácticas diversas, abordamos los tabúes desde todos los carriles posibles, desmitificando y proponiendo nuevas formas de placer.
Estudios científicos recientes indican que alrededor del 20% de las mujeres han tenido algún tipo de penetración anal. Sin embargo, el beso negro –o anilingus- es un poco más popular, cerca del 40% lo han practicado. Los encuentros que incluyen sexo anal pecan de marginales, ya sea por prejuicio, por falta de información o simplemente práctica.
El ano -junto con las nalgas- es una zona de gran sensibilidad y altamente erógena, cuenta con miles de terminaciones nerviosas que, con dedicación y estimulación puede ser una fuente de placer ilimitado. No obstante, tiene mala prensa.
Mientras en oriente el sexo anal es considerado por algunas religiones más ortodoxas como algo pecaminoso o prohibido, en occidente a pesar de haber logrado mayor popularidad en los últimos años, sigue siendo menos realizada. Y eso que no hablamos de técnicas más extremas como el Fisting…

Sin embargo, por fuera de todos los prejuicios, el placer es nuestro rector así que si aún no probaste esta experiencia, te compartimos algunos tips que pueden ser de ayuda para que no haya limitaciones a la hora de experimentar:
– Comunicación. Es lo más importante. Saber cuál es el límite y si la otra persona también disfruta del encuentro. Compartir cada etapa con nuestra pareja sexual nos permite entregarnos y entender al otrx.
– Lubricación. Por ser una zona que carece de lubricación, es muy importante que tengas un lubricante a mano. Ideal, cualquiera que se venda en el mercado a base de agua, sobre todo si se combina con el uso de preservativos.
– Relajación y disfrute. Al ser un músculo, si hay tensión, no hay satisfacción. Es importante estar lo más distendidxs posible y, si a esto sumas una previa bien hot con nalgadas, caricias en la zona y estimulación externa, vas a querer repetir.
– Penetración. Al iniciarse en este tipo de prácticas, es recomendable que la persona que es penetrada lleve el control para poder manejar las intensidades y disfrutar plenamente del momento. En el caso de las personas con vagina, es importante saber que lo que entró por el ano, si no ha sido previamente lavado, no puede estar luego en contacto de ningún otro orificio corporal ya que hay bacterias que pueden generar infecciones o enfermedades.
– Fugas. Puede pasar, lo mejor es mantener relaciones luego de una visita al baño para evacuar todo el contenido del intestino y tener la zona limpia al momento del encuentro.
– Juguetes. Son un gran recurso a la hora de innovar y divertirse. Hay iniciadores que ayudan a transitar las primeras experiencias de manera progresiva. Los plugs anales son ideales para fantasear, iniciarse y desarrollar la creatividad con nuevos elementos.
Como en todo, la práctica hace al maestro y en este caso mejora la calidad y el placer de cada encuentro. El resto, queda a sujeto a la curiosidad, la capacidad de experimentar y los límites que cada uno desee poner al interior de la pareja sexual
Y vos, ¿ya lo probaste?