En Palermo (CABA) existe un local de waffles con formas particulares: penes y vulvas. Con rellenos, toppings y baños dulces, esta iniciativa despierta gran interés y propone un acercamiento divertido al sabor.
Comer y coger están entre los grandes placeres de la vida; la conexión entre la sexualidad y la comida siempre estuvo presente, desde banquetes servidos sobre un cuerpo hasta condimentos y alimentos afrodisíacos han sido parte de festines sexuales. ¿Cómo olvidarnos de las icónicas escenas de Nueve semanas y media donde la comida es parte del juego sexual?
“La Puntita” te convida con una propuesta divertida: waffles con forma de penes y vulvas. Claramente, lo más interesante de esta apuesta gastronómica está en las formas desinhibidas. Si bien la idea tiene antecedentes en el mundo, en Argentina se trata de un proyecto innovador que va de la mano de una apertura en la forma de vivir y experimentar la sexualidad.
Morder “la puntita” o la “dulchita” (como se llaman los waffles con forma de vulva) libera los prejuicios a la vez que genera un acceso lúdico al erotismo y la sensualidad. Explorar la genitalidad a partir de la degustación permite reencontrarse con uno de los sentidos más usados a la hora del placer.
Como dato, es destacable la posibilidad de encontrar una paridad en la elección, algo poco frecuente en una cultura falocentrista como la nuestra, donde acostumbramos a reconocer la forma de un pene desde una edad bien temprana pero no así una vulva y su relieve, es una zona poco explorada y mucho menos develada.
En este local, es posible degustar una “dulchita” o una “puntita” rellenas y/o bañadas, y con toppings extra de dulzura para que la comida sea parte del juego, para iniciar la conversación o naturalizar la anatomía.
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