En el Día Internacional de la Bisexualidad, desde Laboratorio decidimos partir de las taxonomías -que nos son impuestas- para avanzar hacia un intercambio sin rótulos, apelando a la conexión con lxs otrxs base para la construcción de sociedades más justas y libres.
Esta fecha fue establecida por la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA) en 1999. Y su origen tuvo por fin visibilizar a aquellas personas que no se consideran gays ni lesbianas.
La consultora Ipsos Global Advisor realizó una encuesta a más de 22.500 personas de entre 18 y 75 años en el primer trimestre de año, abarcando 30 países, incluyendo Argentina y otros 5 países de la región. Los resultados resaltaron que mientras el 3% de los adultxs se identifican como lesbianas o gays, el 1% como pansexuales u omnisexuales, el 1% como asexuales, el 4% de lxs consultados se consideran bisexuales. La bisexualidad implica la atracción sexual, física, emocional y/o afectiva hacia personas de distintos géneros. Lxs bisexuales reclaman una doble discriminación, principalmente por las comunidades heterosexuales, pero también por aquellxs homosexuales.
Esta discriminación motivó a distinguir lo que hoy se conoce como bifobia: un miedo, odio o aversión injustificada hacia las personas bisexuales. A partir de estereotipos infundados a las personas bisexuales, surgen creencias discriminatorias sin ningún asidero real. En este sentido, es fundamental desafiar estos estereotipos erróneos y fomentar la comprensión y el respeto hacia la diversidad de orientaciones sexuales.
Según Amnistía Internacional, la bifobia constituye hoy “una de las causas fundamentales de la violencia, la discriminación, la pobreza y la peor salud física y mental que sufren las personas bisexuales en todo el mundo”.
Hoy, en más de 60 países del mundo condenan las relaciones entre personas del mismo sexo, considerando tal acto un delito que puede resultar en castigos físicos, encarcelamiento e incluso pena de muerte en más de 10 países. Esto impulsa a miles de personas a dejar sus países de origen en la búsqueda de un nuevo hogar, lo que se conoce como sexilio.
En este sentido, las personas bisexuales son también víctimas de discriminación y estigmatización en áreas clave como: salud, educación, empleo, entre otros derechos humanos. Además, se les imponen restricciones en la libertad de expresión, reunión y asociación pacífica.
Desde Laboratorio, compartimos esta reflexión para colaborar en visibilizar la realidad de muchxs y creemos que las taxonomías pueden servir para los objetos, pero no para las personas. Así, promovemos una sexualidad sin categorías, simplemente humana, por la igualdad y la protección de los derechos humanos para todas las personas, independientemente de su orientación sexual.
