Inicio Sexualidad Fetiches: un plus sexual

Fetiches: un plus sexual

192
El fetiche sexual es algo que añade potencia. (Foto iStock)

Hay estímulos que tienen la capacidad de potenciar nuestra sexualidad, fijaciones vinculadas a objetos, gestos y hasta situaciones que condimentan la experiencia sexual. Los fetiches –algunos considerados kink- son algo frecuente, sólo es cuestión de descubrir qué es lo que nos motiva y genera mayor placer.

Un fetiche sexual hace referencia a un objeto o una parte del cuerpo de la otra persona que nos añade excitación, potencia el placer, para ayudarnos a llegar al orgasmo, por ejemplo, un fetiche sexual puede ser que esa persona utilice taco alto, que fume, que se ponga tal tanga o lencería, tener relaciones con medias o bien que utilice algún calzoncillo en particular”, asegura la sexóloga clínica y psicóloga, Melisa Calani (@lic.holasexo).

El fetiche sexual es algo que añade potencia, no le hacen mal a nadie, no generan ningún tipo de daño, simplemente añaden potencia al placer durante el vínculo sexual”. Hoy en día podemos remarcar que existe cierta “apertura mental de buena parte de la sociedad ante el avance de la educación, que permite desmitificar el fetiche como algo negativo”, aclara la experta. A pesar que aún mantiene algún tipo de prejuicio social, diversos estudios indican que todos tenemos algún tipo de fetiche, que nos motiva durante el encuentro sexual. Es así que existen tantos fetiches como gustos, entre los más frecuentes podemos encontrar: aquellos vinculados a objetos como el uso de tacones altos, prendas de látex, uniformes, ropa de trabajo o lencería de encaje. Pero también existen otros más particulares que generan atracción, como los piercings y tatuajes, los pies o las manos, así como embarazadas, adultxs mayores. Incluso ciertas acciones como las nalgadas, tener sexo en lugares públicos, el uso de lenguaje vulgar o sucio durante el acto sexual, los juegos de roles y prácticas del BDSM.

Los fetiches sexuales son más frecuentes de lo que creemos. (Foto: @lic.holasexo)

Sin embargo, es necesario distinguir entre lo que nos “súper calienta” –aclara- y aquello que “se define como una desviación” o sea algo “insalubre”, un trastorno fetichista. “El trastorno en la desviación parafílica fetichista hace referencia a un comportamiento sexual que se afianza tanto en la persona que, sin ese objeto, esa parte de ese cuerpo, o incluso la ausencia de ese comportamiento, entonces hay una incapacidad para lograr la excitación, limitando la posibilidad de disfrutar del acto sexual”, define la licenciada. Incluso, “puede ser tan imperioso para una persona que ese objeto o que ese comportamiento se de, que es probable que dañe, lastime o corra riesgo mi vida y/o de otra persona. En ese caso, hay una problemática psicopatológica”, agrega Melisa. 

La gran diferencia está en que en un caso sólo se enriquece la práctica sexual, por el contrario, en la desviación parafílica fetichista la ausencia de esa motivación impide la excitación y ahí hay un trastorno. “Los que realmente tienen un trastorno fetichista, tardan muchísimo tiempo en hacer la consulta porque suelen sentir vergüenza. Generalmente, es la pareja la que inicia la consulta porque se da cuenta de que hay un determinado problema, y hay demanda para que esa persona se excite”, concluye Calani. Los fetiches sexuales son más frecuentes de lo que creemos, y si nos ponemos a indagar un poco en nuestra experiencia seguro encontraremos alguno. Mientras el fetiche no sea algo patológico, tenga consentimiento y esté permitido, entonces es sólo cuestión de dejarse llevar por esa fantasía que nos motiva.