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Swingers, mucho más que 2+2

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Las parejas evolucionan y pueden replantearse qué tipos de vínculos quieren tener. (Foto iStock)

El intercambio de parejas es una práctica que ya no escandaliza, el contexto actual de apertura a   nuevas formas de vincularse atrajo a más de 15 mil parejas a sumarse a la comunidad swinger en 2023. Mucho se habló sobre este universo desde su dimensión sexual, pero para indagar en otras aristas como los significados del amor, la fidelidad, el goce y la libertad hablamos con Abigail Navarro Correas y Matías Díaz, una pareja swinger que comparte este estilo de vida y nos ayuda a pensarlo desde otra perspectiva.

“El intercambio de parejas, para mí, es pasar a otra instancia con tu pareja, de mayor confianza en el otro y en uno mismo; en la que se logra pensar a la sexualidad desde otro lugar”, comienza Abigail. “Ser swinger en sí es un estilo de vida, en el que decidimos tener relaciones sexuales que nutran a nuestra pareja, que no significa que haya una falta de sexualidad en la pareja. La sexualidad es una actividad más que decidimos compartir con otras personas”, agrega Matías. 

Aún no llegamos a los 10 minutos de charla y Abigail Navarro Correas plantea un argumento inapelable: “se trata de tener la madurez y confianza para reconocer que aunque ames a la otra persona, el deseo de estar con otras personas siempre está”. Y si alguien se pregunta por el significado de la fidelidad, también derriban la asociación entre la exclusividad sexual y la fidelidad: “nosotros entendemos que somos fieles porque nos contamos las cosas que nos pasan, ‘infidelidad’ lo asocio a un engaño y, en este caso, no escondemos nada”, dice Díaz.

La práctica swinger puso en jaque dos paradigmas: la desigualdad entre hombres y mujeres y entender a la pareja como una propiedad.Y eso es extremadamente seductor… elegir desde la libertad y no desde la restricción; entender la sexualidad adulta, consentida y saludable como un medio para el goce y no como una dimensión subsumida al amor romántico. “Nuestra apertura sexual es una consecuencia de una forma de ver la vida que no es las que la sociedad dicta. No es que soy súper libre desde la parte sexual pero cuando vuelvo a casa creo que Abigail tiene que cocinar, lavar y planchar y yo tengo que salir a buscar sustento”, explica Matías. “Las parejas no entran en la comunidad exclusivamente por una cuestión sexual, generalmente, es parte de una búsqueda y exploración por algo más”, profundiza. 

Abigail Navarro Correas y Matías Díaz se conocieron en una fiesta swinger (Foto personal)

Sin embargo, como en todo ámbito de la vida, hay reglas, acuerdos y consensos dinámicos dentro de la relación. ¿Qué pasa cuando unx quiere tener relaciones con una pareja y la otra no tiene feeling? “En ese caso, entra en juego la sinceridad y hay que hablarlo de antemano, si una parte no quiere hacer el intercambio, es preferible no hacerlo. Es la respuesta más sana para cuidar la relación, porque después van a terminar mal las cosas”, sentencia Abigail; ceder en esa instancia “se transforma en un reclamo y las cosas van a escalar”, continúa. 

Lo que todxs queremos saber: ¿cómo empezar? “Hay miles de maneras. Hay parejas que primero van a un club o fiesta, conocen a otra pareja y si les gustó luego concretan el encuentro; hay parejas que conocen a otras por redes sociales y se fijan si tienen onda. El swinger evolucionó a sumar una persona sola o cantidades de gente sola, esto último se llama ‘gang band’”, nos cuenta Matías. “Nuestro comienzo fue atípico, porque éramos personas solas que íbamos como invitados a las fiestas y nos conocimos ahí. Llevó mucha charla, porque ella tenía sus gustos y pretensiones y yo los míos. Fue un lío buscar esos acuerdos y saber hasta dónde íbamos a llegar. Primero teníamos que darnos el lugar a conocernos y a generar nuestros códigos de pareja”

Matías y Abigail como referentes de este universo contienen y comparten su experiencia con aquellxs que quieren empezar pero no saben cómo. “Les aconsejamos que primero hablen mucho entre ellos, que cuando les pica el bicho de la curiosidad no se manden de una porque pueden hacer cosas que dañen a la pareja. Tienen que saber qué quieren hacer y hasta dónde son capaces de llegar y hablarlo sin tapujos y comunicarle a la otra pareja porque todos fuimos nuevos.” 

La comunidad se esfuerza en hacer sentir cómodas a las personas que se suman a explorar: “el respeto es nuestro pilar, siempre queremos que se sientan cómodos y dar nuestra mejor impresión”, comenta ella. El respeto, como mandamiento número uno, se expresa en la aceptación de la decisión de lxs otrxs: “no es no, en cualquier momento de la situación de intercambio” y en siempre mantener relaciones sexuales seguras con métodos de prevención y cuidado. Para estar completamente conscientes de unx mismx y del entorno es que se definen como un movimiento alejado de las drogas y el alcoholismo.  

Ser swinger es un estilo de vida en el que el respeto es fundamental para formar parte de la comunidad (Foto Abigail y Matías)

Aunque parece que evolucionamos y cada vez abrimos más la cabeza, como todo lo que se escapa a la norma el swinger es visto de reojo: “hay mucho tabú con respecto a nuestra comunidad y a lo que es la práctica en sí, la gente cree que vas a un club swinger y se van a aprovechar de vos. Otro tema es la cosificación a la mujer, muchos ven a los hombres como fenómenos y a las mujeres como trolas por disfrutar del intercambio de pareja”, explica ella. “A mí me han llegado a decir si yo no me sentía su proxeneta y que atentamos contra la institución del matrimonio”, acota él. Otra creencia es que no tienen o no disfrutan del sexo entre ellxs: “generalmente, el hecho de tener sexo con otros te activa la cabeza para el sexo en la pareja”.

De celos, inseguridades y el goce ajeno… El intercambio de parejas es posible porque hay una escisión entre sexo y amor pero no por eso tienen todo superado y admiten que se generan sensaciones cuando presencian a su media naranja teniendo sexo con otrx. Entonces, ¿cómo hacen? Simplemente las canalizan de un modo diferente y se basan en que su vínculo amoroso es lo suficientemente franco y fuerte para que no se vea amenazado por el goce sexual que consiguen en las interacciones. “A medida que va pasando el tiempo las inseguridades quedan atrás y te da placer ver al otro disfrutando. Es la manera de darte cuenta que estás haciendo las cosas bien”, afirman.

Abigail Navarro Correas y Matías Díaz -junto a otras personas- son parte de la Asociación Swinger Liberal Argentina (ASLA). En 2003 quisieron generar este espacio pero 20 años después la Inspección General de Justicia de la Nación les otorgaría personería jurídica y con ella nació ASLA. Anteriormente, había sido rechazada porque en el Código Civil aún existía la figura de adulterio como “el deber fidelidad”. Así, este año se convirtieron en la primera asociación swinger en el mundo en ser reconocida por un Estado nacional. Trabajan activamente para promover y visibilizar su estilo de vida, derribar esos mitos sobre “las orgías” y “el reviente” y conseguir un marco de habilitación dentro de la ley para sus establecimientos. A partir de la clausura de su club “Swap” en Ituzaingó, comenzaron a tener reuniones con el INADI y distintas áreas de diversidad y género que pueden ofrecer soporte para cumplir este objetivo y seguir creciendo.  

La comunidad swinger en Argentina tiene, según los cálculos de Matías, aproximadamente 1 millón de integrantes en nuestro país y creció marcadamente post pandemia, solamente este año se sumaron 15 mil parejas. Es un movimiento en expansión y crecimiento constante que busca llevar al vínculo de pareja a otra instancia, ni mejor ni peor, sólo distinta en la que cada parte pueda profundizar su goce y el de su partenaire.