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Hentai: ¿fantasías que trasgreden los límites?

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El consumo de pornografía creció en el último tiempo (Ilustración iStock)

Hoy este Laboratorio entra en debate para profundizar en un género de ficción -polémico en algunos casos- ampliamente consumido en el animé, el manga e incluso presente en los videojuegos. Originario de Japón, los dibujos Hentai permiten visualizar fantasías sexuales sólo alcanzables a través de la imaginación, que abordan temáticas muy amplias con gran presencia de fetiches –de todo tipo- que en algunos casos rozan dinámicas violentas e incluso ilícitas, casos de incesto, sadismo y violación.

El Hentai, que en japonés significa “perversión” -o en su descripción real “anormal”-, es también un arte que tiene un origen centenario, hay antecedentes de dibujos ya desde el 1600. Sin embargo, hoy cuenta con altísimos niveles de censura por el tipo de contenido, la violencia física y simbólica. 

En números, el Hentai es considerado un consumo sexualmente extendido; ha sido el término más buscado en las grandes plataformas porno, ocupando varias veces el 1º lugar en materia de contenidos sexuales explícitos. A nivel global, los países latinoamericanos que más consumen este género se encuentran: Bolivia, Paraguay, México, Puerto Rico, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Chile, Argentina, Colombia, entre los 30 primeros.

Desde una perspectiva brutal y exacerbada, el Hentai promueve una sexualidad desde la complacencia y la sumisión, acorde con las propuestas normativamente consensuadas por el porno mainstream. Se trata de estéticas que parten de lo hegemónicamente consolidado como pechos abundantes –más bien desbordantes-, penes de grandes dimensiones con erecciones de extrema rigidez, cuerpos esbeltos y torneados por fuera de dimensiones reales y que se combinan con seres irreales y míticos, animales humanizados e incluso versiones alternativas de dibujos infantiles consagrados con princesas de Disney, personajes de Scooby Doo, entre algunos casos ejemplares.

Argentina se ubica entre los 30 países de la región latinoamericana que más consumen esta categoría de pornografía (Ilustración iStock)

Este género lleva la sexualidad a extremos imposibles no sólo física sino moral y socialmente aceptables, que alcanza altos niveles de consumo gracias a la disociación de las personas físicas con la realidad y vuelve posible la capacidad de concretar enlaces con seres ficticios y monstruos hipersexualizados que poseen múltiples miembros dotados de todo tipo de fluidos, animales humanizados, o prácticas extremas inalcanzables. Un paroxismo del porno tradicional, masculino, penetrante, que alimenta fantasías para todos los gustos, en todos sus matices, en un mismo dibujo o secuencia. 

Todas las temáticas, diversidades y prácticas están presentes en las distintas animaciones que propone el Hentai, transitando el bondage, la animación realista y 3D, orgías, prácticas fetichistas escatológicas e incluso el género Gore puede ser una opción. 

Sin intención de evitar el debate ni eludir la exploración de la sexualidad y sus fantasías, con sus singularidades incluyendo los diversos matices, este Laboratorio indaga sobre el interés que motiva este consumo animado extremo, que profundiza los límites socialmente consolidados, prácticas únicamente posibles a través de la ficción.