Nos enteramos que a través de la escritura podemos tener indicios sobre qué esperar de alguien (otrx o nosotrxs mismxs) sexualmente. Entonces, consultamos con una grafóloga de qué se trata este asunto y a qué prestar atención.
Para empezar, lo básico, ¿qué es la grafología? “Es una disciplina científica que estudia los grafismos y -a través de ellos- podemos observar rasgos de personalidad, que no quiere decir que la grafología estudie la personalidad, su objeto de estudio son siempre los grafismos. Estos son cualquier representación simbólica que deje con mi cuerpo sobre un soporte: la escritura, un tatuaje, un grafiti, una escultura, etc. Podemos descubrir la personalidad porque todos los instrumentos que operamos para dejar esa huella están dirigidos por nuestro cerebro; pero es importante aclarar que un sólo rasgo gráfico no es concluyente sobre la personalidad”, nos explica Karina Martínez, fundadora de KM Grafología.
Con esta primera noción clara, ya podemos empezar a entender cómo se relaciona una cosa con la otra. La especialista profundiza en que “la sexualidad es parte de la personalidad, por ende, a través de la grafología podemos ver el aspecto sexual de cada persona. Los indicadores no son sólo la forma que le damos a la masa gráfica, cómo se ocupa el espacio (arriba, abajo, derecha o izquierda) y cómo es el movimiento sobre el papel dejan entrever muchas cosas. Se asocia a todo lo que es arriba con lo espiritual, con lo intelectual, con los deseos; la parte inferior con los instintos, con lo material, con lo sexual; la parte derecha con el futuro, con el otro, con la extraversión; la izquierda con el pasado, con la madre, con los orígenes, con la introversión y la parte central soy yo, es el presente”.
Pero, ¿qué tipo de rasgos podemos encontrar y cómo? Acá entramos en un terreno más técnico pero con un poco de atención, vamos a entender. “Imaginemos la letra f minúscula cursiva, es la única letra que tiene las tres partes: la de arriba, que se llama hampa; la de abajo que se llama jamba y la del medio que es la que apoya en el renglón. Las hampas develan nuestros pensamientos, nuestra relación con la autoridad, la de abajo, las jambas, van a hablar de nuestra sexualidad y de la relación con lo material y la del medio de cómo me relaciono con los demás, entre otras cosas. Si bien podemos evaluar las emociones y la sexualidad en cualquier letra, es la g cursiva minúscula la que siempre elegimos para analizar este aspecto porque es la única que combina una jamba con un óvalo -el óvalo refleja las emociones, es el circulito que tienen también la a, la o-. El óvalo -el que apoya en el renglón- me va a hablar del nivel de emoción y el ojal o bucle – por debajo del renglón- de las fantasías y del deseo sexual. El trazo ascendente, el que vuelve, me habla de la entrega hacia el otro”, nos ilustra la Técnica Superior en Grafología.
-Óvalo separado del ojal: denota una personalidad que disocia lo emocional de lo sexual
-Triángulo en la jamba: estamos ante una personalidad que no se deja llevar, un poco fría o insatisfecha
-Bucle muy ancho y amplio: fuertes deseos sexuales
-Un trazo ascendente que no se conecta con el renglón nos puede hablar de inconvenientes a la hora de entregarse
Un dato realmente llamativo -nos dejó con la boca en “o”- es que la escritura puede alterarse, si cambia la situación por la que atravesamos, por ejemplo, de menor a mayor deseo, en pequeños rasgos cambia nuestro modo de escribir. “Quizás para quienes no tienen el ojo entrenado pasa desapercibido pero quienes nos dedicamos a la grafología, nos damos cuenta”, explica Martínez.
Lo interesante de esta ciencia es que nos permite conocer más sobre nuestra personalidad y la de tu pareja. Dime cómo escribes y te diré quién eres…
Asesoró Karina Martínez, técnica superior en Grafología (Emerson) y fundadora de KM Grafología