
Hay quienes consideran el ejercicio una forma de tortura, sin embargo, algunas personas gozan tanto de la práctica deportiva que incluso pueden alcanzar el clímax y tener orgasmos, a esto se lo conoce como Coregasm. Además, la influencia de la actividad regular en la interacción sexual es algo que también se ha logrado determinar en diversos estudios científicos. Si estabas pensando que los beneficios del entrenamiento regular son sólo físicos, te desbloqueamos un nuevo goce. Esta vez, ¡nos vamos de la cama al gym!
En su libro “The Coregasm Workout” (El entrenamiento del coregasmo), la investigadora científica, educadora sexual y escritora, Debby Herbenick publicó los datos obtenidos por la Encuesta Nacional de Salud y Comportamiento Sexual estadounidense: de los más de 2000 participantes de todos los géneros el 10% aseguró haber tenido un orgasmo motivado por la práctica física.
Es sabido que el deporte mejora la salud física y mental, y nos motiva a cierta disponibilidad sexual. Sin embargo, cada cuerpo y persona reaccionan distinto a los estímulos; los caminos que recorren para el disfrute también son alternativos. En el caso del Coregasm, o abdorgasm (la ejercitación abdominal suele ser parte de la estimulación para alcanzar el orgasmo), se trabajan también secuencias que incluyen el suelo pélvico y facilitan el clímax durante el ejercicio. Los estudios indican que no existe un único factor asociado al orgasmo durante el entrenamiento, pero sí se logró establecer que los movimientos que actúan sobre el suelo pélvico y los abdominales lo favorecen, además de la práctica de pilates, el yoga y ejercicios como levantamiento de pesas, dominadas, sentadillas y aquellos que faciliten el roce cómo bicicleta o spinning.

Estos datos se suman a diversas investigaciones desarrolladas por distintas universidades que incluyen a los menores de 40 años. Las conclusiones son idénticas tanto para personas con pene como con vulva, e indican que quienes practican ejercicio regularmente tienen mejor sexo.
Un factor determinante está en el desempeño cardiovascular, que incrementa el flujo sanguíneo tanto en el clítoris como en el pene, esto motiva una mejora notable en el desempeño sexual, con erecciones más duraderas y orgasmos más intensos. A esto se añade la generación de endorfinas que se liberan durante el entrenamiento, que mejoran el bienestar emocional y físico.
Las recomendaciones médicas para una vida saludable indican entrenar al menos una hora diaria, con una regularidad de 3 a 5 veces por semana. Pero si además de bienestar físico logramos algún que otro orgasmo, el gimnasio podría ser otro templo de placer.