
“Respiramos hambrientos en la boca del otro, mientras su mano se aleja de la mía y comienza a explorar mi cuerpo. Su mano recorre mi abdomen, sus pulgares viajan rozando la parte inferior de mis pechos”. (El ritmo de la seducción: clase de danza privada. Relatos Eróticos de Argentina de Lola Rossi. Disponible en Spotify).
El porno tiene un lugar central en la sexualidad de muchas personas como impulsor de fantasías que erotizan; como bien nos decía en Antídoto para la falta de deseo (en tiempos de crisis) la licenciada Melisa Calani (@lic.holasexo), la fantasía es el ingrediente secreto del deseo.
No somos todxs iguales, algunas personas responden mejor a estímulos visuales, otras recurren a la imaginación o el recuerdo y hay quienes se ponen de ánimo manteniendo una charla hot o escuchando historias (como por ejemplo en la práctica de Cuckolding). Lo cierto es que desde hace mucho tiempo existe lo que se conoce como audio porno, hay fuentes que lo remontan a la década del ’60, sin embargo, más acá en el tiempo podemos establecer una conexión directa con las hot line de los ’90. Si no sabés lo que es una hot line, porque sos muy joven, te lo explicamos: eran líneas telefónicas en las que podías tener conversaciones con otrxs o escuchar grabaciones cuyo objetivo era el de erotizar y fantasear.
El audio porno ofrece contenidos para todos los gustos: simplemente gemidos, relatos que se dirigen e involucran en la acción a quién escucha, historias donde tercerxs son lxs protagonistas, guías de masturbación y situaciones recreadas a través de los sonidos (un cierre que se baja, una botella que se abre, un susurro de placer).

Este género incluye a quienes no pueden ver escenificando de un mundo de detalles y también les hace lugar a aquellxs que no se sienten a gusto con la pornografía en video.
A veces llenar el espacio en blanco con un simple susurro sugestivo es mucho más sensual que ver una escena explícita. Algo así como leer una novela y después ver la película.
Según Forbes, las plataformas de audio erótico crecieron mucho -con mujeres liderando su consumo- y en 2019 las start-ups en su conjunto llegaron a recaudar $8 billones de dólares.
El sentido auditivo nos puede llevar de viaje por las fantasías más intensas si recordamos algún tema que escuchamos durante un momento de intimidad con alguien. De hecho, tan estimulante puede llegar a ser, que a las sensaciones de cosquilleo en el cuero cabelludo, hormigueo en la nuca y símil escalofríos despertados por los audios ASMR (siglas en inglés para Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma) son considerados “orgasmos cerebrales”. Se trata de una exaltación -o excitación- de baja frecuencia que genera placer y relajación. El audio porno también reserva una categoría para este tipo de estímulos auditivos que llamó ASMRótica.
Bueno, hasta acá llegamos con la teoría, vamos a sumergirnos en la práctica… Llegó el momento de que vivas tu propia experiencia… plataformas de porno para oír hay miles y en muchos idiomas. Si querés empezar a buscar la música para tus oídos, podés probar con el podcast que encontramos en Spotify con los relatos eróticos argentinos citado en el comienzo de la nota; este te conecta con la web Audio Desires, donde hay una biblioteca gratuita (con opción de tener una cuenta premium) donde se pueden encontrar distintas historias, con encuentros de todo tipo en español, inglés y alemán.
El audio porno nos habilita a jugar con otros sentidos en total intimidad, permitiéndonos consumirlo en cualquier lugar sin que nadie lo note y regalándonos ese momento mágico de erotismo en secreto que sólo nosotrxs conocemos.