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El dogging, entre la fantasía y los límites

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El Dogging y el Cruising implican prácticas sexuales consentidas en espacios públicos. (Foto iStock)

Cuánto hay de mito y realidad a la hora de concretar un encuentro sexual en un espacio público. Si bien algunas fantasías son más elitistas que otras, como el Mile High Club o Club de la Milla de Altura para quienes concretaron en un avión en pleno vuelo. Lo cierto es que el exhibicionismo y la adrenalina que generan las prácticas sexuales consentidas en espacios públicos han sido el plato principal de millones de parejas que combinan placer y morbo para el deleite propio. 

Dogging, Cancaneo o Cruising, son términos que remiten a las prácticas sexuales consentidas en espacios públicos: en la calle, en el baño de un bar, en el auto, una plaza o en el cine, entre tantos otros lugares que la imaginación permita alcanzar. La necesidad de experimentar la adrenalina de ser descubiertxs junto con la complicidad de la transgresión, enciende una mecha que roza los límites de la moral social.

En muchos casos, esta práctica forma parte de un modo de socializar con desconocidos. Existen apps y plataformas que permiten conectar con otras personas que deseen practicar sexo ocasional en espacios públicos. Incluso, si hacen falta recomendados o “lugares íntimos” donde el ojo del transeúnte no sea un problema en la vía pública.

La plataforma comunitaria Mis Picaderos brinda un mapa con ubicaciones específicas donde es posible practicar cruising o dogging alejados del escrutinio público en cualquier parte del mundo. En Argentina, la mayor cantidad de recomendaciones se encuentran en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires; sin embargo, Córdoba, Neuquén y Santa Fé no se quedan atrás con sugerencias que comparten hermosas vistas para la puesta en escena del placer. Y, a lo largo de la costa atlántica, también se pueden encontrar lugares destacados como “villa cariñito”, muelles y pinares que aportan clímax al ambiente. La incomodidad de espacios reducidos, posiciones imposibles o prendas poco vulnerables, no suelen ser una limitación a la hora de concretar esta fantasía donde el tiempo y las limitaciones morales no juegan a favor.

Los parques suelen ser espacios recurrentes en la práctica del dogging. (Foto iStock)

¿Tener sexo en la vía pública es un delito?

Según Derecho en Zapatillas (@dzapatillas), “En Argentina, tener sexo con el auto parado y cortinado o en un lugar donde no puede pasar nadie, está permitido (art. 19, Constitución)”.

El Artículo 19 de la Constitución Nacional indica que no son punibles: “Las acciones privadas…  que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero”. Entonces, el problema está en los posibles espectadores ocasionales que pueda generar el encuentro.

El Código Penal Argentino, en el artículo 129 penaliza las “exhibiciones obscenas” con una multa y hasta prisión, en el caso de que quienes observen la situación de manera involuntaria fueran menores de edad.

Está claro que tener sexo en espacios públicos aporta un condimento extra al encuentro. Sin embargo, hay una delgada línea entre el deseo y el exhibicionismo. Un morbo con el que todxs hemos fantaseado –y concretado- en algún momento.