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El tantra, una práctica para la reconexión

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Lxs argentinxs son lxs que más besan, y también lxs más precoces, a los 14 años. (Foto: iStock)

De la India surgen infinidad de prácticas en las que la conexión con unx, con otrxs y con la espiritualidad son fundamentales para alcanzar la armonía interior y exterior. Donde la sexualidad es parte integral de ese proceso. Para profundizar sobre una de estas prácticas que ha alcanzado gran notoriedad en occidente, acudimos a Poly, especialista en Tantra y reeducación sensorial.

LdD: ¿Qué es el Tantra? ¿Y el sexo tántrico? 
Poly: El Tantra es una cultura antigua originaria de lo que hoy es el norte de India, se estima tuvo lugar hace más de 6000 años. Rendía culto a la Diosa, a la totalidad, a la vida sin jerarquías, en horizontalidad, colaboración y comunión con la naturaleza.
El Tantra no se trata (sólo) sobre sexo, pero es verdad que es una de las pocas cosmovisiones que no niega la sexualidad como muchas doctrinas o religiones, sino que muy por el contrario, la integra como parte de la experiencia humana y la utiliza al servicio de la conexión con la Divinidad, o energía universal.
Lo que hoy conocemos como Tantra se ha ido transformando, y actualmente podríamos describirlo como un sistema de prácticas para la expansión de la conciencia, que incluye al sexo como herramienta de activación.
Podríamos decir también que el Tantra es la danza entre la energía y la conciencia, en tanto llevamos plena atención al movimiento sutil que se genera en base a las llaves principales sobre las que se asientan todas las prácticas: la respiración, el sonido, el movimiento y el contacto, y que se despliega a través de meditaciones, visualizaciones, danzas, masajes y demás.
El sexo tántrico es una práctica de intimidad profunda en la que habitamos nuestra sexualidad en plena conciencia del cuerpo físico, energético y emocional, y que incluye mucho más que prácticas genitales.
No tiene que ver con estar mil horas haciendo el amor ni con la prohibición de la eyaculación, como tantos mitos profesan. Más bien, tiene que ver con habitar y habilitar nuestro deseo genuino, en libertad y exploración curiosa, y sobre todo: sin juicio y moralidad.
La sexualidad tántrica es en estado de presencia, en la que la conexión más profunda (independientemente de estar compartiendo o no con otrx), es entre el sexo y el corazón, dando así paso a una espiritualidad que todo lo integra como vía para la conexión con lo Divino.

Poly es facilitadora y especialista en Tantra (Foto: Poly)

LdD: ¿Cuáles son los beneficios de su práctica?
Poly: Los beneficios son múltiples y muy variados, ya que tienen impacto en el cuerpo físico, mental, emocional y energético.
Nos re-conecta con nuestro sentir y habilita la expresión de nuestra autenticidad.
Nos permite afinar nuestro registro corporal y emocional, para así identificar y nombrar adecuadamente nuestros deseos y límites.
Es un espacio de resignificación profunda de memorias y huellas que han quedado por experiencias desagradables.
Nos habilita a vivir en placer y alineación con nuestra misión y deseo, en total conexión con nuestra Sabiduría Interior.
Específicamente en el ámbito sexual: podemos reconocer y aceptar nuestro cuerpo como instrumento de placer, independientemente de su forma, librándonos de vergüenzas e inhibiciones. Fomenta el despliegue de una sexualidad más genuina, despojándonos de condicionamientos y mandatos, y fomentando la exploración curiosa. Nos invita a re-descubrir y re-educar nuestro cuerpo, redefiniendo los mapas del placer y ampliando el espectro de prácticas íntimas y sexuales. Expande nuestra capacidad orgásmica, llevándonos a estados expandidos de conciencia.

LdD: ¿Crees que la sociedad actual empuja a un deterioro en el encuentro con lxs otrxs?
Poly: Creo que vivimos en una era que va más rápido de lo que nuestros cuerpos, sistemas nerviosos y psiques pueden procesar. Que estamos sobreestimuladxs con información, experiencias y propuestas que tienden a mantenernos con la atención puesta en el afuera, y muy poco en nuestro cuerpo y en la conexión real y profunda con otrxs.
Cada vez necesitamos más novedad y cada vez tenemos menos tolerancia a la frustración y a los procesos, y eso, lógicamente, se ve reflejado en la forma en la que nos vinculamos. 

LdD: ¿Cómo afecta la realidad la posibilidad de conexión y de alcanzar placer?
Poly: Bueno, cuanto más conectadxs estamos con nosotrxs mismxs, con nuestrxs compañerxs sexuales y con nuestros cuerpos, más nos acercamos al placer. 
Si en nuestra realidad vivimos apuradxs, preocupadxs o desconectadxs de nuestro Sentir, es bastante probable que no tengamos demasiado espacio interno para el disfrute, mucho menos para conectar profundamente con otras personas.
En eso, el Tantra nos aporta un espacio de observación, registro y validación de las sensaciones y emociones tal como se presentan, sin juzgarlas y sin buscar algo en particular, resultando en una gran oportunidad para expandir el placer.

Una sesión de Tantra (Foto: Poly)

LdD: ¿Qué requiere o hace falta para tener plena conciencia en el encuentro con lxs otrxs? ¿Cómo se vincula con la sexualidad?
Poly: Creo que lo fundamental es cultivar la presencia en el propio cuerpo. Si no sabemos cómo estamos, qué deseamos y qué sentimos, se vuelve muy complejo estar en conexión con otrxs y poder transmitir nuestros deseos, necesidades y límites. 
Y sin eso, no es posible vivir una sexualidad real, sino que terminamos reproduciendo coreografías y prácticas basadas en creencias que no representan nuestros verdaderos intereses.

LdD: Planteás la necesidad de reeducar al cuerpo, ¿cuáles son las prácticas que automatizan al cuerpo y cómo influye en la sexualidad?
Poly: Bueno, crecimos bastante limitadxs en información y condicionadxs por el entorno. A la mayoría de nosotrxs no se nos ha alentado demasiado en la exploración de nuestro cuerpo siendo niñxs. Muy por el contrario, nos han retado al tocarnos o hacer demasiadas preguntas y eso nos fue coartando la expresión corporal.
Nuestros referentes fueron pocos, nuestra “escuela” fue el porno, nos exploramos a escondidas y rápido, por miedo a ser descubiertxs. Eso nos condicionó a un tipo de contacto breve y ansioso.
Si descubrimos una fórmula que nos resulta en orgasmo, la repetimos eternamente, restringiendo otras posibilidades de exploración.
La velocidad y el contacto frenético nos van insensibilizando los tejidos, y eso nos impide entrar en nuevos estados expandidos de placer.
Asimismo, en parejas de mucho tiempo, suele verse un “acostumbramiento” de los cuerpos que repiten fugaz y rutinariamente sus encuentros sexuales, generando desinterés o desvitalización de al menos uno de los miembros de la pareja.
En este punto me interesa destacar que no es lo mismo experimentar un orgasmo de descarga que un orgasmo de expansión, así como no es lo mismo un orgasmo que una eyaculación.
Me refiero a que no es lo mismo una descarga en el que hay una subida rápida de la tensión hasta convertirse en explosión genital, a un orgasmo en el que las sensaciones van creciendo como olas hasta expandirse por todo el cuerpo y aún más allá. O sea, una experiencia extrasensorial y espiritual.
El Tantra nos invita a un registro corporal, sensorial y emocional para una sexualidad integral, en la que todo el cuerpo y todos los cuerpos son parte. De este modo, ya no hay automatismos, sino experiencias únicas y ricas en todos los niveles.

LdD: ¿Dónde podemos hallar placer en la práctica de sexo tántrico? ¿Crees que la presión social influye en la genitalidad?
Poly: El placer es parte de toda práctica en la que estamos sumergidxs orgánicamente en el cuerpo completo. Esto no suele ser parte de nuestro cotidiano, entonces si bien al comienzo puede resultar desafiante, finalmente es muy liberador. 
Somos mamíferxs, naturalmente la conexión y el contacto por sí mismos suelen ser reguladores y generadores de placer.
Cuando pensamos en sexo, vienen ciertas imágenes basadas sobre todo en torno al coito y al orgasmo, que nos generan expectativas que si no se cumplen a rajatabla, pareciera que el encuentro no fue satisfactorio. 
No toda sexualidad incluye genitalidad, y no toda genitalidad incluye coito y orgasmo. 
Cuando dejamos de tener un objetivo que cumplir o una meta a la que llegar, dejamos de sentir presión, entramos en un nivel más profundo de conexión, nos permitimos ser guiadxs por los cuerpos, y entrar en auténtico placer.
Al final, no se trata sólo de sexo, sino de habitar el cuerpo y ablandar el corazón.

LdD: ¿Qué sugerencia le darías a alguien que quiere iniciarse en el sexo tántrico?
Poly: Que se abra a experimentar con el cuerpo, la respiración, el movimiento, el sonido y el contacto con actitud curiosa, libre de expectativas e ideas pre-concebidas de lo que es el Tantra y qué esperar en un encuentro sexual. Al fin y al cabo, se trata de permitirle a la propia esencia aflorar.
Que todo comienza con la exploración del propio cuerpo para luego llevarlo a un encuentro con otrx, así que le sugeriría entrenar la confianza en la experiencia de re-descubrimiento de su ser sexual, con paciencia y amorosidad del proceso con unx mismx.
Que la clave más allá de lo que pase en los genitales, es estar con el corazón dispuesto. 
Por fortuna, cada vez somos más facilitadorxs que abrimos espacios para explorar una intimidad profunda con unx mismx y con otrxs, en espacios seguros y libres de juicios. Es cuestión de buscar.

Solx o acompañadx, es posible transformar profundamente la sexualidad hacia una forma diversa, madura y libre de condicionamientos.¡Bienvenidx!