Cada 11 de octubre se celebra mundialmente el “Coming Out Day”, o sea, “salir del armario”. El término refiere a cómo popularmente se expresa lo que unx guarda en el placard, lo que no se quiere mostrar porque no tiene aceptación cultural o social.
Existen tantos armarios como personas, como dice el dicho: “todxs tenemos unx muertx en el placard”. Pero la falta de apertura social y cultural limitan la posibilidad de abrirse y expresarse ante un mundo que nos interpela con discursos marginales y de odio, que nos excluye a la hora de acceder a un empleo, una vivienda o bien a educación o atención médica de calidad.
Argentina ha avanzado en los últimos años en materia de derechos orientados a la comunidad LGBTI+; esto ha permitido que muchas personas se animen a salir del clóset luego de encontrar respuestas sobre su orientación sexual a través de la Educación Sexual Integral (ESI), sean reconocidas gracias a la Ley de identidad de género, constituyan un matrimonio igualitario o alcancen un empleo digno, entre otros logros. Sin embargo, aún no están consolidadas las bases para que exponer abiertamente la identidad de género no implique una condena social. Hay un creciente discurso de rechazo hacia determinados sectores sociales, que progresivamente se ha hecho más visible, que patologiza y promueve el odio hacia cualquier manifestación por fuera de la heteronormatividad. Y toma la forma de violencia física, psicológica y económica contra aquellxs que no son parte.
En este contexto, nos preguntamos: ¿qué nivel de aceptación social existe hoy para la comunidad LGBTI+? Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+, el año pasado 129 personas han muerto producto de crímenes por discriminación por su orientación sexual, expresión e identidad de género. A éstos se suman las miles de personas de la comunidad que sufren ansiedad y depresión y terminan en suicidio.
Asimismo, una muestra reciente realizada por la consultora IPSOS en 30 países, determinó que el 9% de lxs adultxs se asume LGBTI+. Los resultados reflejan que en países de habla hispana y portuguesa las percepciones de discriminación son mayores que en otros como Suiza, Alemania o Japón.
A nivel mundial, el 67% de las personas transgénero se enfrentaron con al menos un caso de discriminación considerable. Y el 76% de los encuestados coinciden en la necesidad de protección ante “la discriminación en el empleo, la vivienda y el acceso a negocios como restaurantes y tiendas”.
Ante este contexto, el apoyo del Estado a través de las políticas públicas en favor de la comunidad LGBTI+ resultan fundamentales para que “salir del armario” no sea un proceso de angustia, teñido de marginalidad y violencia.
La necesidad de ser reconocidxs al interior de nuestra comunidad no debe estar determinado por el modo en las personas eligen vivir o el modo en que se autoperciben. Una sociedad que acepta la diversidad y los modos de expresarse, garantiza el acceso a un mundo más amplio y rico, donde la fortuna está en la interacción y el intercambio de experiencias.
En una época donde los discursos y acciones de odio están a la orden del día creemos que hoy, más que nunca, es necesario apoyar y visibilizar las luchas de la comunidad LGBTI+. Para que la elección de cada unx, no sea motivo de cuestionamiento social.