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La monogamia en crisis

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Hay momentos del día en que tenemos mejor predisposición al sexo de acuerdo la etapa de la vida.(Foto Deon Black - Unsplash)

El ser humano es uno de los poquísimos seres vivos que practica la monogamia. Según la Fundación Vida Silvestre, sólo el 5% de todas las especies de mamíferos -sin considerar a los seres humanos- son monógamas. La idea romántica de una pareja para toda la vida es un vínculo propio del ser humano, aclaran desde WWF (por sus siglas en inglés). 

Ante todo, debemos distinguir que está muy bien que muchas parejas elijan ser monógamas, cuando es el tipo de vínculo que se les da naturalmente y les resulta mutuamente satisfactorio. El problema es cuando la monogamia se impone como norma, como regla, como lo único permitido socialmente, cuando se dictamina que todo aquello que lo contradice es inmoral.  A esto nos referimos con mononorma. En LdD no buscamos cuestionar los acuerdos entre parejas, pero sí profundizar sobre otros modos de relacionarse y vivir plenamente la sexualidad y el vínculo afectivo.

De la muerte y de los cuernos, nadie se salva…” En este caso, la sabiduría popular debate sobre la institución tradicional del matrimonio que corona un vínculo de fidelidad. Es por esto que queremos tomar al toro por las astas y resignificar las relaciones con madurez, apertura y mucho (pero mucho) diálogo. Las parejas se construyen mediante acuerdos, un intercambio sobre lo que cada unx quiere y/o espera del otrx y de la relación. La monogamia se asienta sobre un mandato social heterónomo fuertemente establecido, que tiene sus orígenes en los albores del patriarcado, con el objetivo de determinar la paternidad de un niño o niña. Claramente, la maternidad era fácilmente reconocible pero el mandato patriarcal estableció un criterio social y cultural que permite identificar rápidamente la paternidad: los nacimientos al amparo de la unión matrimonial eran legítimos, los que no, bastardos. Dependiendo de la cultura, al varón se le permitía tomar una esposa (monogamia) o varias (poliginia, en referencia al varón que tiene varias esposas; ya que poligamia en realidad describe a un individuo que constituye más de un matrimonio), pero los hijos de estas uniones eran todos legítimos. A quien no se le permitía tener otro vínculo sexual (o sea, la poliandria) más que con el único esposo era a la mujer: el mandato viene a asegurar quién es el padre, y por ende, quién hereda. Observamos aquí que se mantiene una clara asimetría de poder entre el varón y la mujer, y en realidad la poliginia sigue vigente en las culturas más patriarcales. No es a este tipo de vínculos al cual queremos referir en esta ocasión.

Hay otras maneras de relacionarse, que incluyen a más de dos. (Foto Dainis Graveris – Unsplash)

Claramente, se trata de criterios absurdos en la modernidad donde –afortunadamente- hemos evolucionado en cuanto a razonamiento y al modo de concebir las relaciones, a la vez que la línea sanguínea ya no determina lazos. En este sentido, la idea romántica del “vivieron por siempre felices”, además de modelar los modos en que “deben ser” las relaciones a través de historias, se trata de un modo posesivo y limitado de las relaciones.

Si bien existen países que consideran las relaciones abiertas un delito, el Lic Rodolfo Cardillo, Psicólogo, psicoanalista y especialista en sexualidad, género y diversidad de Koinonia, destaca que las relaciones abiertas y en especial el poliamor es otro tipo de diversidad sexual, y asegura que la colonización occidental cristiana del mundo veló otras formas de conocer la sexualidad. 

El que a lo largo de su vida no se haya tirado o fantaseado con “una canita al aire”, miente… Lo que conocemos como “infidelidad” es la ruptura del acuerdo de exclusividad sexual y/o afectiva en una pareja. Queremos hacer una diferenciación entre vínculos o relaciones abiertas y la infidelidad. En las relaciones abiertas, la pareja llega a un nuevo contrato de pareja en el que se incluyen a terceros de diferente manera (y se llega a un consenso de cómo va a ser esa inclusión). No es una infidelidad porque no se vulnera el contrato o acuerdo de pareja. Ahora bien, si alguno de los miembros opera por ¨fuera¨ de lo convenido, sí es una infidelidad, o mejor dicho, una transgresión al acuerdo. 

¿Qué tipo de vínculos incluyen a más de dos personas?

La poligamia puede expresarse como poliginia, que implica un matrimonio que incluye a un varón con dos o más mujeres, el varón se vincula con todas ellas pero ellas no se vinculan sexualmente entre sí. A la inversa, una mujer y dos o más varones, es poliandria, algo muy poco frecuente.

El poliamor, que es un modo de intercambio socioafectivo, abierto a cuantas opciones se acuerden. Concibe un modo distinto de relacionarse con otras personas y conformar nuevos intercambios amorosos.

La relación abierta, que involucra el acuerdo de relacionarse sexualmente por fuera de una pareja constituida, y tener relaciones esporádicas con terceros.  

Swingering, este tipo de vínculo implica un intercambio entre parejas. 

Cada quien se relaciona como quiere, sin embargo… como dice el dicho: “donde comen 2, comen 3”… ¡o más!